Es muy importante la colaboración de los familiares y amigos que rodean al afectado y al cuidador. La primera sensación de que nosotros podemos con todo, puede llegar a ser, como poco, agotadora. Esta sobrecarga (en ocasiones desapercibida) puede llegar a pasarnos factura. Es necesario que aprendamos a apoyarnos en las personas dispuestas a ayudar, y para todo el mundo no es fácil, (depende mucho de la forma de ser de cada uno) pedir esa ayuda. Las decepciones pueden aparecer (y son amargas), pero quizá esos amigos no lo eran tanto.
La familia no se elige, están ahí, para bien o para mal. Tan negativo es un exceso de colaboración, como un total desapego. A veces por sobreprotección, se intenta evitar la implicación, para evitar dolor, sin entender que también tienen todo el derecho a participar en la tarea de cuidar al afectado, aliviando además la carga del cuidador principal.
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