Acepta la realidad y no te detengas ante el obstáculo
La capacidad que tenemos para hacer frente a las adversidades es nuestra resiliencia. Como cuidadores familiares deberíamos entender nuestras percepciones negativas y heridas emocionales, para que cualquier contratiempo no nos impida evolucionar, y nos pueda servir de aprendizaje.
¿Soy resiliente?
Existen algunos factores que nos pueden indicar nuestro nivel de fortaleza. Si contamos con un pensamiento positivo, con autonomía y voluntad de superación, con autoconfianza, iniciativa propia y creatividad, podremos afrontar las dificultades como un desafío. También nos ayudará nuestra integridad moral, ser introspectivos (observar nuestro estado de animo para reflexionar sobre él), tener capacidad para relacionarnos y unos objetivos para cumplir. Como herramienta existen pruebas tipo test para conocer nuestro nivel de resiliencia.
¿Cuál es mi base?
Una buena base para la resiliencia es nuestro equilibrio vital, una actitud optimista, ser empáticos, la responsabilidad, nuestra automotivación, y también, el sentido del humor. Todo esto nos permitirá una adaptación positiva a los problemas del día a día.
Bambú |
Soy como el bambú
Nos debería servir de ejemplo el bambú. Es una planta que se mantiene en pie y creciendo gracias a su flexibilidad, mientras que cualquier otra planta rígida o árbol de tronco grueso y macizo no resiste un fuerte viento. En cambio, el bambú sabe cómo adecuarse a su contexto, porque es flexible, adaptable y cambia cuando es necesario hacerlo. Nosotros también podemos intentar salir fortalecidos y aprender de la superación de los problemas, en lugar de sentirnos rotos y superados por las situaciones desfavorables.